Ricardo Valpincia

Ricardo F. Nuñez, Propietario.
BODEGAS VALPINCIA SL.
@Bod_Valpincia, TWITTER.
Número de barricas: Entre 900 Y 1000

Ricardo Valpincia

¿Cómo llegaste al mundo del vino?

Nací en Argentina y allí también somos viticultores y productores (fincalaluz.com.ar) y en general la historia de uno mismo está escrita en las historias de las páginas web de cada bodega (bodegasvalpincia.com). Soy nieto de gallegos que trabajaron de jóvenes en Peñafiel, en la Ribera del Duero, y fueron a buscar otra vida a Argentina. Y allí fueron viñateros y después productores. Y con los años cumplimos la promesa hecha al abuelo de volver a España y lógicamente a hacer lo que él nos enseñó aunque tuviéramos a la vez otras profesiones. Hay un sentimiento de la inmigración que llevamos todos los argentinos en la sangre. Un ejemplo muy claro es una canción muy emotiva de un poeta y cantante argentino que vive en España, su nombre es Alberto Cortés, y la canción se llama El Abuelo. Allí está nuestra historia, porque primero el abuelo fue viñatero en España, luego fue a Argentina y allí fue viñatero y también productor, porque era tierra de oportunidades. Crió a sus hijos, y jugó con sus nietos los juegos de la uva, del amor a la tierra y al vino. Se hizo viejo y cuando se estaba yendo nos pidió que le prometiéramos volver a España, a los mismos lugares, a hacer el vino con lo que él nos había enseñado. Por eso creo que la respuesta de cómo llegué al mundo del vino debería responderla así: la recibí por la sangre de mis abuelos y mis padres, y por el ejemplo de amor a la tierra y a la uva que nos daban cada día.

¿Recuerdas tu primer contacto con el vino?

Claro! En las fiestas de la cosecha siempre hay esperanza, sean buenas o no tanto. Y allí se toma lo que queda del vino nuevo de la última cosecha. Yo estuve esperando desde que nací la oportunidad de probarlo. A escondidas con mi pandilla una vez nos robamos algunas botas de vino cada uno de su casa, y allí nos dimos cuenta como en la nariz y en la boca se transformaban en olor y sabor, los olores y sabores de las uvas, el olor al cortar la vid, el olor cuando despalillaba, el sabor del primer jugo que no tenía alcohol, el olor de las fermentaciones, de la sala de barricas, de la madera de los barriles, y todo eso era el vino que teníamos en la boca. Aún hoy recuerdo ese momento como único. Jamás pude superar esa emoción. Y creo que ya probé muchos vinos, pero recuerdo siempre el primero y espero con esperanza saber cuál será el último. Cuando hablo del primero debo aclarar que yo tenía diez años de edad. Ya a los once mi papá me invitó a probar media copa en cada vendimia, pero en su presencia.

¿Hay algo en particular que le gustaría decirnos acerca de su propiedad, sus vinos...?

Nuestros vinos apuntan a la calidad desde la tierra y la viña. No cedemos en la calidad. Y creo que eso nos ha sucedido porque somos amantes de la tierra y de las viñas. Venimos de una generación de productores lúdicos, soñadores, y disfrutamos hoy la tremenda capacidad que existe en todas las nuevas generaciones para obtener las mejores uvas y los mejores vinos. Tenemos un equipo técnico multinacional de Agrónomos y Enólogos, y algunos de ellos, como Roberto Cipresso, son reconocidos por los vinos casi perfectos (99 puntos) que tienen en su historia. Uno de los Malbec argentinos acaba de recibir 95 puntos Decanter y eso es trabajo de tierra, uva y bodega: para nosotros y para ellos es como una Biblia. En las reuniones mensuales –una vez en cada país- que hace este equipo joven pero de gran prestigio, se forma un ambiente místico, y uno mismo es un oyente privilegiado, porque vive lo que será el futuro del vino, y no sólo del nuestro, sino de lo que será el mundo del vino en el futuro, que está en manos de ellos. Somos productores de 1100 a 1300 metros de altura en Argentina, en el Valle de Uco, en Mendoza, y en Ribera del Duero en España tenemos los viñedos desde 600 a 900 metros de altura, y nuestra bodega a los pies del Castillo de Peñafiel. En una parte del mundo producimos Malbec, y en otra Tempranillo. Le pedimos a la uva que nos de lo mejor concentrando sus mejores cualidades y nos emocionamos al catar la evolución del vino en barrica. Pero cada día queremos uno mejor, por eso somos exigentes a la hora de pasarlos por madera. Como uno “piensa” el vino que quiere, busca la mejor tierra, la viña más pura, la barrica que necesita. Y no sé a ciencia cierta que va a pasar cuando cada uno de este grupo tome el vino de nuestras bodegas que ha pensado y piensa cada día.

¿Cómo se enteró de H&A?

Por la misma razón que le decía de esa exigencia que tenemos al decidir de pasarlos por madera. Es difícil encontrar un tonelero que tenga todas las calidades que uno exige, y haga gestión de barricas. Nuestro enologo español que está formado en la misma filosofía se encontró con una especie de “biblioteca universal de las barricas” que era el stock que podía reunir H&A de diversas procedencias, de tostados especiales, y todo de las mejores marcas. Realmente un hallazgo. Hay una serie de barricas “firmadas” por Cipresso que se consiguen más rápido vía H&A que en la lista de espera que tiene la tonelería francesa que sigue su fórmula.

¿Qué le gusta de H&A?

Es una conjunción de buenas prácticas profesionales, de buenos servicios de búsqueda y oferta, de inteligentes propuestas financieras, y una muy buena atención post cierre de operaciones, con una mentalidad abierta a las exigencias más profundas de nosotros como clientes. Conocemos sus instalaciones donde procesan los pedidos y tenemos cuando lo requerimos los análisis integrales del proceso y el estado de las maderas. Además llegaron en el momento justo de la historia del vino porque al hacer la gestión de barricas nos han dejado más tiempo para pensar el vino.

¿Cómo describiría su relación con H&A?

Creo que se habrá dado cuenta que la relación es buena, porque dialogamos cada operación, y pienso que la competencia en el mercado de H&A la debe tener difícil porque los ejecutivos de H&A están siempre cerca y atentos a nuestras necesidades. Hace poco estuve copiado en un delicioso intercambio de correos entre el enólogo y el director de H&A que podría mostrarse como se gestiona inteligentemente una relación comercial. Es una empresa inteligente con gente inteligente.